jueves, 24 de mayo de 2012

"Desdoblamiento" y "pesificación a la fuerza": palabras que se escuchan con más frecuencia y meten miedo a los inversores
 Con el dólar paralelo a más de $6, el mercado comienza a pensar que el Gobierno echará mano a "viejas recetas". Además, se consolida la sensación de que no hará una corrección brusca del tipo de cambio. Así, la brecha no para de crecer. ¿Se puede forzar a los argentinos a pensar en pesos?
iProfesional.com
Fernando Gutierrez
"Pesificar" es el verbo que se ha puesto de moda en los últimos días.
Y aunque no se lo menciona con el mismo sentido de otros tiempos, igualmente genera escozoren buena parte de la sociedad.
Sobre todo, si provienen de altos funcionarios, como José Sbatella, titular de la UIF -entidad que ahora cuenta con la potestad de poder revisar las declaraciones juradas-, quien llegó a afirmar que la sustitución de dólares por pesos debería hacerse "por las buenas o por las malas".
O si es una posibilidad mencionada por economistas afines al "modelo", como Mario Rapoport, quien en una entrevista radial sostuvo: "Por más que la prohibición de compra de divisa estadounidense sea criticada, va a terminar por limpiar el mercado inmobiliario de dólares y eso va a ser positivo. Hay que ir camino a la pesificación".
El economista refleja una de las posturas que pugnan hoy por imponerse dentro del Gobierno: que la actividad del billete verde se limite al comercio exterior.
Pero pesificar no es la única palabra que busca integrarse al nuevo léxico cotidiano de los argentinos. La otra, no menor por cierto en cuanto a grado de importancia, es "desdoblar".
Esto es así, dada la aparente simpatía que el influyente Axel Kicillof tiene sobre este tipo derégimen, donde conviven varios precios de dólares diferentes.
Y, mientras los analistas debaten sobre si estas opciones son factibles y si, en todo caso, tendrían efectos positivos o sólo agregarían más confusión, los argentinos responden de manera clásica, como lo han hecho siempre que la situación se torna confusa: tratan de apretar sus dólares.
"El hecho de poner torniquetes se corresponde con una situación de hemorragia que no existe, pero que, finalmente, a fuerza de insistir en sembrar incertidumbre podrá tornarse real", advierte el ex viceministro Jorge Todesca, titular de la consultora Finsoport, quien acusa al Gobierno de actuar bajo el influjo de "torpeza y pánico".
Los hechos parecen darle la razón. Es que, lejos de seguir los consejos de Cristina Kirchner -cuando afirmó que "nada raro iba a pasar con el dólar"- los argentinos no se quedaron tranquilos, ni indiferentes, ante la ola de rumores y malos presagios que circulaban en la city porteña, en las empresas, en las charlas de café y hasta por cadena de e-mails.
Más bien, la sola mención de que se puede sobrevenir una pesificacion "ipso facto" llevó a que -tras meses de estabilidad- los bancos volvieran a sufrir el goteo persistente de ahorristas que ahora optan por retirar sus depósitos, a un promedio de u$s30 millones diarios.
En ese contexto, la siempre ardua pregunta de cuál debería ser el valor del dólar se torna aún más difícil de responder y entra en el terreno de lo especulativo.
Juan Luis Bour, economista jefe de la Fundación FIEL, señala que el problema actual es que en el mercado sólo quedan compradores y nadie quiere vender.
"Cuando la oferta no existe, entonces el precio puede ser cualquier cosa, ya deja de depender de los análisis económicos", afirma.
Preparativos para el desdoblamiento
Todo indica que, contradiciendo las recomendaciones de los economistas de casi todas las orientaciones, el Gobierno se resistirá a una corrección brusca del tipo de cambio oficial, por temor a que una suba repentina del dólar pueda acelerar la escalada de precios.
En consecuencia, la consigna ahora es evaluar qué consecuencias podrán traer las eventuales "terapias alternativas" que se están debatiendo en las oficinas de los funcionarios K.
Respecto del desdoblamiento, lo primero que advierten los expertos es que, de hecho, en laeconomía argentina ya rigen múltiples tipos de cambio.
Por eso, algunos creen que con blanquear esta situación, el Gobierno asumiría un costo político para pasar a un régimen que, en definitiva, no sería demasiado diferente del panorama actual.
"Las retenciones de 35% a las exportaciones de soja implican para ese sector un dólar de $2,90. En tanto, en el otro extremo, los industriales tienen un tipo de cambio superior al oficial, por efecto de las protecciones comerciales", indica Pablo Rojo, director de Rio Bravo Investimentos.
Este economista considera que el Gobierno no debe tener grandes incentivos para implementar un desdoblamiento. "El problema es que si conviven varios dólares oficiales, la gente toma como referencia al valor más alto", apunta.
No obstante, la persistencia de la brecha entre el oficial y el "blue" está llevando a muchos analistas a considerar la posibilidad de un desdoblamiento como uno de los escenarios factibles.
La consultora Economía&Regiones, que dirige Rogelio Frigerio, plantea que podría implementarse un sistema con tres dólares:
• Uno bajo, para importar bienes de capital.
• Otro intermedio, para exportar productos industriales.
• Uno alto, para el público, que haría de barrera protectora de la industria nacional.
Y recuerda que no es, por cierto, una materia en la cual la Argentina carezca de experiencia: "En ladécada del '80 hubo dos casos emblemáticos de desdoblamiento cambiario: el de Lorenzo Sigaut, a comienzos de la década, y el Plan Primavera de Alfonsín. En ambas ocasiones, duró aproximadamente seis meses y no sirvió ni para detener las presiones devaluatorias ni para contener la inflación".
No obstante, la consultora de Frigerio admite que el contexto histórico guarda varias diferencias respecto de aquellas oportunidades. En primer término, no existía el gran ingreso de divisas estadounidenses que hoy deja la exportación agrícola y, en segundo, porque eldéficit fiscal era sustancialmente superior al actual.
"En términos comparativos, sería la primera vez que se aplicaría el desdoblamiento en un contexto 'con' dólares y con una situación fiscal manejable, que no está desbordada, lo cual le brindaría al sistema mayores chances de perdurabilidad con relación a las experiencias pasadas", afirma.
En general, los economistas se muestran escépticos sobre el resultado de una política de este tipo, aunque admiten que le daría al Gobierno algo de oxígeno, que le permitiría relajar las trabas a las importaciones. Pero no hay quien considere que pueda ser una solución de fondo.
El consultor Federico Muñoz destaca que ha sido históricamente un régimen que abre "enormes oportunidades de corrupción", pero que además resulta ineficiente por los incentivos que plantea para la reasignación de recursos en la economía.
"Si la brecha entre los diversos tipos de cambio se hace muy amplia, llegará un punto en el quesólo podremos exportar soja", advierte.
Bour, de FIEL, recuerda la experiencia de 1972: "En aquel momento, se instrumentó un dólar financiero mucho más alto que el comercial. Es decir, no prohibían la adquisición de divisas, pero era tan cara que nadie compraba y fue una forma de frenar la salida de capitales".
Este analista cree que el desdoblamiento es uno de los escenarios posibles en el contexto actual.
"Claro que son medidas que se toman en momentos de desesperación. Y tienen alto riesgo, porque si la sociedad no confía, no se genera credibilidad y sigue comprando dólares, terminasiendo contraproducente", advierte.
Por otra parte, agrega que la coexistencia de tipos de cambio diferentes para exportación e importación hoy choca con las normas de la Organización Mundial del Comercio, lo queexpondría al país a sanciones internacionales.
¿Se puede pesificar a la fuerza a "mentes dolarizadas"?
La otra medida que tiene en vilo al mercado es una eventual pesificación.
Hasta ahora, las referencias de los funcionarios, incluyendo a la Presidenta, apuntan a la "cultura dolarizada" de los argentinos.
Entrelíneas, ven este aspecto como algo negativo, ya que los lleva a estar pendientes del tipo de cambio, a diferencia de otros países en los que nadie se inquieta por la volatilidad de la moneda.
En la faz "filosófica" del debate, los analistas defienden la tesis de que no se puede imponer una pesificación "por decreto" porque, precisamente, la demanda de dólares es el reflejo condicionado de los argentinos ante la incertidumbre.
Como argumenta Fernando Amador Agra, director de la licenciatura de economía en la UCES, ladolarización "es casi como un seguro que se toma para protegerse de potenciales pérdidas patrimoniales, para poder mantener cierto nivel de consumo futuro en términos de una moneda que no pierde poder de compra".
Su pronóstico es contundente: mientras no se resuelvan las causas que llevan a ladolarización, cualquier intento por reprimirla puede tener un efecto boomerang.
"Imponer el uso de la moneda local, sin los incentivos naturales para demandarla, no dará resultado. Es más, probablemente se dé el efecto opuesto: más dolarización, con más costos para la economía en su conjunto", enfatiza.
Al respecto, el consultor financiero Salvador Di Stefano destaca que, ante un intento de pesificación forzosa, la reacción de la sociedad será la de apreciar más al dólar. Y destaca queya se nota una tendencia de los productores de soja a retener el stock como resguardo de valor.
"Si lo venden, no saben qué hacer con los pesos", afirma Di Stefano.
Y lo mismo advierte que sucederá en el mercado inmobiliario, al igual que en cualquiersector o rama de actividad donde haya bienes identificados como refugio.
"El Gobierno se empeña en pesificar la economía, y la gente está dolarizada, sojizada, llena depropiedades, pero nadie, absolutamente nadie, guarda pesos", expresa.
Claro que hay una posibilidad de revertir lo que advierte ese analista, pero es cara: con unasuba de las tasas de interés que sea lo suficientemente alta como para despertar la codicia y que ésta haga bajar de temperatura la fiebre por el dólar.
De momento, no parece que esto vaya a ocurrir, habida cuenta de que la restricción a la compra de divisas y la elevada liquidez del sistema financiero hace que los bancos no estén predispuestos a pagar altos "premios" por las colocaciones.
Ahora, más allá del debate filosófico, lo que los analistas intentan desentrañar es qué ocurriría si, efectivamente, el Gobierno decidiera intervenir en el mercado para obligar a que lasoperaciones que hoy se realizan con dólares sean "pesificadas".
"Hay un límite natural a la pesificación, que es la relación de los precios internos con losinternacionales. Si el Gobierno cree que puede desvincularlos, está en problemas, como quedó evidenciado con el petróleo, el trigo y la carne. Se cae la oferta", argumenta Bour.
En cuanto a la sustitución de billetes verdes por moneda local en el mercado inmobiliario, que ha sido una de las especulaciones más fuertes de los últimos días, los empresarios del sector son ampliamente escépticos.
Más bien, creen que se producirá un congelamiento de las operaciones en el mercado antes que una generalización del uso de pesos o de una unidad indexada.
Solamente el sector de construcción "desde el pozo" -donde participan inversores que luego ponen los departamentos en alquiler- parece estar, parcialmente, en condiciones de pesificarse, ajustando las tarifas según el costo de la construcción.
Pero el mercado de viviendas nuevas y usadas es muy diferente, como lo atestigua el hecho de que en mayo las operaciones se habrían desplomado un 30 por ciento.
Germán Gómez Picasso es tajante al respecto: "El vendedor quiere los dólares arriba de la mesa. Si no los consiguen, pondrán la propiedad en alquiler o la cerrarán, pero no la cambiarán por pesos".
Hay, en el trasfondo, una situación irónica: todo el mundo habla de escasez de divisas cuando laArgentina es, después de Estados Unidos, el primer país del mundo en cantidad de billetesverdes per capita.
"Acá no faltan dólares físicos. Por el contrario, son más abundantes que los pesos. El problema es que nadie los quiere vender", sostiene Rojo, poniendo el dedo en la llaga.
De acuerdo con una estimación de la consultora Econométrica, la formación de activos externos de los argentinos ya supera los u$s172.000 millones, equivalente a un 36% del PBI.
Definitivamente, parecen muy lejanos los días en los que el ex viceministro Roberto Felettipronosticaba que, una vez pasada la incertidumbre propia del momento electoral, los dólares volverían al circuito comercial.
FUENTE:Publicado en www.iprofesional.com

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