miércoles, 16 de mayo de 2012

Los controles al dólar se transformaron en un búmeran
Cronista.comJUAN CERRUTI Editor de Economía
Las trabas a la compra de dólares derivaron –desde varios meses pero con mayor ímpetu en las últimas semanas– en un mercado cambiario desdoblado entre el tipo de cambio oficial y el paralelo (o blue). A diferencia de lo que ocurrió en la mini corrida cambiaria de octubre-noviembre del año pasado, la estrategia oficial se ha transformado en un búmeran para el propio Gobierno. La diferencia entre uno y otro episodio es que ahora los agentes económicos (empresas y particulares), parecen percibir el mercado cambiario desdoblado como un fenómeno permanente, en lugar transitorio (tal como fue interpretado el año pasado).
El cambio de percepción no es un dato menor, porque genera reacciones también distintas a las del año pasado. Los exportadores (en particular los de granos) prefieren demorar sus ventas al exterior. Porque si venden ahora reciben dólares que deben ser cambiados en el mercado local al tipo de cambio oficial ($ 4,46). Pero con los pesos obtenidos si desean resguardar sus ahorros adquiriendo moneda estadounidense luego deben ir (restricciones por medio) al mercado paralelo a pagar cada dólar un peso más caro ($ 5,52 según el cierre de ayer). Como consecuencia, prefieren demorar las ventas a la espera de que aclare el panorama cambiario. Y justo cuando se esperan las fuertes liquidaciones de dólares por la cosecha gruesa del agro.
Del otro lado, los pocos importadores que logran ingresar la mercadería al país la pagan al precio del dólar más bajo: el oficial. Lo que les genera una virtual “ventaja” competitiva. Más aún, ante el aumento de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, el incentivo para importar rápido y cantidad con el valor del dólar oficial es cada vez mayor.
Escenario
En este escenario, el Gobierno ha generado, sin formalizarlo, un desdoblamiento cambiario que tiene las todas las desventajas de una devaluación (encubierta), pero sin ninguno de sus beneficios. De hecho, el principal beneficio que genera la devaluación: impulsar las exportaciones y restringir las importaciones, en este círculo vicioso en que parece haber caído la economía argentina, se da a la inversa: el incentivo está puesto para que los exportadores demoren las ventas y los importadores que pueden compren más. Resultado: se reduce la balanza comercial.
Algo de esto ya se vio en marzo cuando las exportaciones subieron sólo 2% interanual, su peor performance en más de dos años. Y los datos de abril (que aún no se divulgaron) serían malos también. Para completar el panorama, las trabas a las compras de dólares están profundizando la desaceleración económica interna. Enfriamiento que ya era incipiente, pero que se habría profundizado en los últimos 60 días. En particular en algunos sectores que suelen operar con divisas estadounidense. El principal, el mercado inmobiliario y la construcción, donde la demanda no logra obtener los dólares para comprar los inmuebles, ya sea los denominados “emprendimientos desde el pozo” o las propiedades nuevas o usadas.
FUENTE:Publicado en www.cronista.com

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