jueves, 21 de junio de 2012

Una interna con muchos rehenes
“¿Peronistas?”, ironizó Juan Domingo Perón cuando le hicieron notar que en la caracterización política de la Argentina que acababa de formular se había olvidado de su propio partido. “Peronistas somos todos”, concluyó.
Javier Cámara.
LaVoz
“¿Peronistas?”, ironizó Juan Domingo Perón cuando le hicieron notar que en la caracterización política de la Argentina que acababa de formular se había olvidado de su propio partido. “Peronistas somos todos”, concluyó.
Una mayoría de la dirigencia del PJ actúa aún hoy, décadas después de pronunciada la frase, como si esa afirmación fuera verdad; como si todos los argentinos tuvieran que hacerse cargo de los costos y de las ganancias que arrojan las internas del partido que gobierna la Nación.
Lo que está sucediendo por estas horas, con la disputa entre el Gobierno nacional y el todavía titular de la CGT, Hugo Moyano; y entre el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, y la vanguardia kirchnerista que ayer encabezaron el ministro Florencio Randazzo y el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, podrá entenderse desde esta perspectiva. El partido de Gobierno ha comenzado a jugar su interna y la expone de tal modo y con tanta ferocidad que sus métodos terminan incluyendo y perjudicando a los 40 millones de argentinos, sean o no peronistas.
Corriendo por izquierda al Gobierno que tanto le supo dar por todos lados, el camionero Hugo Moyano decretó un paro que se hizo visible con el bloqueo de los ingresos de las plantas distribuidoras de combustibles de todo el país.
Con el argumento de estar reclamando un mejor salario y la elevación del piso sobre el cual se aplica a los salarios el Impuesto a las Ganancias, Moyano puso al país al borde del desabastecimiento de combustibles.
El sindicalista pelea por el salario, es cierto; pero también para que el kirchnerismo deje de obstaculizarle el camino hacia otro mandato al frente de la CGT. Y, de paso, juega su carta a favor de un peronismo más cercano a sus intereses, que hoy encuentra representado en Scioli, con quien se juntó, días atrás, a jugar un partido de fútbol. Por eso, el Gobierno salió con la Gendarmería y con su artillería verbal a poner fin al intento que consideró “desestabilizador”. Sí, aunque los organizadores sean peronistas.
FUENTE:Publicado en www.lavoz.com.ar

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