viernes, 31 de mayo de 2013

La verdadera democracia
Por Gabriel Boragina ©
Las continuas tergiversaciones sobre el término democracia han obligado a autores muy importantes a aclarar repetidamente su significado. Vamos a examinar ahora someramente algunas pocas pero substanciales aclaraciones de tan distinguidos escritores. Por supuesto, el análisis de la democracia puede hacerse desde diversos ángulos: político, filosófico, económico, jurídico, etc.
El insigne profesor L. v. Mises explica el origen de la democracia política como derivado de la democracia económica con estas palabras:
"En efecto, los consumidores determinan no sólo los precios de los bienes de consumo, sino también los precios de todos los factores de producción, fijando los ingresos de cuantos operan en el ámbito de la economía de mercado: Son ellos, no los empresarios, quienes, en definitiva, pagan a cada trabajador su salario, lo mismo a la famosa estrella cinematográfica que a la mísera fregona. Con cada centavo que gastan ordenan el proceso productivo y, hasta en los más mínimos detalles, la organización de los entes mercantiles. Por eso se ha podido decir que el mercado constituye una democracia, en la cual cada centavo da derecho a un voto. Más exacto sería decir que, mediante las constituciones democráticas, se aspira a con­ceder a los ciudadanos, en la esfera política, aquella misma supremacía que, como consumidores, el mercado les confiere. Aun así, el símil no es del todo exacto. En las democracias, sólo los votos depositados en favor del candidato triunfante gozan de efectiva trascendencia política. Los votos minoritarios carecen de influjo. En el mercado, por el contrario, ningún voto resulta vano. Cada céntimo gastado tiene capacidad espe­cífica para influir en el proceso productivo. Las editoriales atienden los deseos de la mayoría publicando novelas policiacas; pero también imprimen tratados filosóficos y poesía lírica, de acuerdo con minoritarias apetencias. Las panaderías producen no sólo los tipos de pan que prefieren las personas sanas, sino también aquellos otros que consumen quienes siguen especiales regímenes dietéticos. La elección del consumidor cobra virtua­lidad tan pronto como el interesado se decide a gastar el dinero preciso en la consecución de su objetivo.”[1]
 A veces, el verdadero significado de la democracia se deduce por exclusión, como lo hace el Dr. C. Sabino al definir al fascismo de este modo:   
"fascismoMovimiento político de gran importancia entre las dos grandes Guerras Mundiales que surgió en Italia, en 1922, bajo el liderazgo de Benito Mussolini. El fascismo se caracterizó por su oposición a la democracia liberal y al comunismo, por su nacionalismo, su culto a la violencia""[2]
Desde otro ángulo, nuestro tocayo, el profesor Zanotti, en el contexto de su respuesta a católicos que rechazan el liberalismo, echa luz en cuanto a que el liberalismo incluye a la democracia constitucional dentro de sí, con estas palabras:
"el liberalismo con­denado por León XIII en la Libertas no hace referencia ni a la democracia constitucional ni a la defensa de los derechos humanos fundamentales frente al despotismo del Es­tado". Y más adelante: "La cuestión pasa por reafirmar, como hemos hecho muchas veces, que el liberalismo político, como un modo concreto de limitar el poder político (democracia constitucional, división de poderes, control de constitucionalidad, etc.) es una opción temporal totalmente opinable en relación a la Fe,por ello mismo legítima para cualquier católico que por razones no derivadas directamente del depositum fidei opte por dicha postura." [3]
El profesor Alberto Benegas Lynch (h) alerta sobre la llamada "democracia de los números" de esta manera: "El eje central del cuento [de Nozick] alude a la degradación de la idea de la democracia, lo cual vemos ocurre en muy diversos lares hoy en día. Es decir, una grotesca burla al espíritu de un sistema establecido para asegurar la alternancia en los cargos de gobierno y cuyo aspecto medular reside en el respeto a las minorías tal como contemporáneamente lo señala Giovanni Sartori en su tratado sobre la materia....Sin embargo, observamos con alarma y estupor que en nombre de la democracia no solo no se renuevan los cargos ya que las reelecciones son frecuentemente indefinidas, sino que se atropellan los derechos de las minorías. He repetido muchas veces la sabia ilustración que hace de esta degradación Juan González Calderón en cuanto a que los llamados “demócratas de los números” ni de números saben puesto que se basan en dos ecuaciones falsas: 50% más 1% = 100% y 50% menos 1% = 0%."[4]
 Esta degradación alcanza también a la Argentina de los Kirchner, quienes se han amparado en la misma para cometer toda clase de tropelías, desfalcos y trapisondas contra el orden constitucional a lo largo de tres dilatados periodos de gobierno, con miras a perpetuarse en forma indefinida.
 Con razón enseña al Dr. A. Benegas Lynch (h):
"En realidad ¿qué importa que la prepotencia, la invasión a la privacidad y el desmembramiento de los derechos provengan de uno o de muchos? ¿Acaso la dignidad del ser humano depende de la aritmética? El derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad son anteriores y superiores a cualquier construcción, diseño y disposición de los hombres. Constituyen parte de las propiedades, características y naturaleza de un ser humano que no pueden ser borrados por ningún decreto." [5]
Sin embargo, y con toda la verdad que entrañan las palabras antes citadas, no es un dato menor que los modernos autoritarismos que se escudan en la "democracia" echan mano recurrentemente al fraude electoral -como lo viene advirtiendo la prensa-, con lo que hasta se torna harto dudosa la falsa "mayoría" (probablemente inexistente) a la que tan ardorosa y sospechosamente apelan.

[1]  Ludwig von Mises, La acción humana, tratado de economía. Unión Editorial, S.A., cuarta edición. Pág., 417
[2] Carlos Sabino, Diccionario de Economía y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas. Venezuela, 1991. Voz "fascismo".
[3] Gabriel J. Zanotti. "BENEDICTO XVI, PECADOR". Para Instituto Acton. Diciembre de 2008. www.institutoacton.com.ar
[4] Alberto Benegas Lynch (h)."NOZICK Y EL CUENTO DEL ESCLAVO". Diario de América. New York, marzo 17 de 2009.
[5] Alberto Benegas Lynch (h)."NOZICK Y EL CUENTO DEL ESCLAVO". Diario de América. New York, marzo 17 de 2009.
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