viernes, 6 de septiembre de 2013

SUENAN TAMBORES DE GUERRA

Por el Dr. Jorge Enrique Yunes (*)
Una vez más el mundo tiene que experimentar la tribulación de una guerra que puede desencadenar un conflicto de índole mundial con consecuencias insospechadas.-
Estados Unidos, “el gendarme del mundo”, se ha empeñado en intentar demostrar la utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio de Basher Al Assad en contra de los insurgentes que pretenden desestabilizarlo, para así justificar su invasión. Otra vez sopa.-
No hace tanto tiempo el país del norte, con idéntica excusa y bajo el gobierno de George W. Bush, desató una ignominiosa guerra contra Irak, para luego reconocer oficialmente que el régimen iraquí de Saddam Husein, el ahorcado, no poseía en absoluto armas químicas ni de destrucción masiva. Luego incursionó bélicamente en Libia y no descansó hasta cazar a Muammar al Qaḏḏafi, otro líder junto con Osama Bin Laden que supuestamente lideraban “el eje del mal”, el cual fuera asesinado y arrojado posteriormente su cadáver al mar. Y lógicamente nos preguntamos ¿porqué creerle ahora? ¿Por qué tragarnos nuevamente ese sapo?
No existe a la fecha ninguna prueba legítima que demuestre de modo contundente la utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio en contra de los rebeldes, ni tampoco existe justificación alguna para operar el inicio de esta guerra, pero lo que sí sabemos es que a la hora de las bravuconadas los “rubios” se llevan las palmas. Más aún, si consiguen las pruebas, la solución de la guerra es el peor remedio intentado. Es querer apagar un incendio arrojando baldes de nafta.-
La realidad es que si estos países árabes carecieran de la fabulosa riqueza petrolera que poseen, de seguro tendrían asegurada la paz de por vida. Y esto no es ser mal pensados, sino no ser estúpidos.-
Señores, Estados Unidos tiene enormes recursos naturales, ¿pero para que utilizarlos si los puede obtener fácilmente de otros países? Solo necesita falsear una excusa para luego invadirlos y saquearlos juntos con sus adláteres.-
Por otro lado la industria de la guerra, por más cruenta que sea, no deja de ser un reactivador de la alicaída economía estadounidense.-
¿Es que debemos pensar entonces que el mundo está a merced de estas aves de rapiña que pretenden arrebatar hasta el último recurso natural sin importar un comino el país de que se trate? Ensayo una respuesta evangélica a este interrogante: Tú lo has dicho Amigo lector…

(*) Dr. Jorge Enrique Yunes; Abogado; Doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales; Analista Político; Investigador; Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina; jeayunes@yahoo.com.ar Twitter @Dr_Jorge_Yunes http://www.miradoranalitico.blogspot.com.ar
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