lunes, 14 de octubre de 2013

PERSONALISMO PRESIDENCIAL

Por el Dr. Jorge Enrique Yunes (*)
Irrumpió en la escena política nacional como un ladrón en la noche. Nadie lo esperaba. Ninguno lo podía haber previsto. Ni el mismísimo Benjamín Solari Parravicini lo pronosticó. Pero la realidad es esta. Sin anestesia alguna. Como cantara El Nano, “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.-
La frágil salud de la Presidenta ha mantenido en vilo a todo el País desde hace unos pocos días. Oficialistas y opositores. Todos pendientes de su intervención quirúrgica y de su buen desenlace y pronóstico.-
Es clásico en nuestro País, típicamente presidencialista, que todo gire alrededor de la primera mandataria, máxime con su impronta exageradamente personalista a la que nos tiene tan “acostumbrados”, tanto que la ha llevado a manifestar hace poco ante el periodista Jorge Rial, que en realidad no confía en ninguno de sus colaboradores.-
No es momento de evaluar las “bondades” o no de esta administración, pero sí creo necesario resaltar que tanto personalismo nos perjudica como Nación. Digo esto porque a la hora de la verdad estos mandatarios terminan siendo prácticamente irremplazables, insustituibles, sin que estos calificativos impliquen reconocerle virtud alguna. Solo es un dato objetivo de la realidad como para llegar a entender la situación que vive actualmente el País.-
El temido reemplazo finalmente tuvo que hacerse cargo pese a la disconformidad manifiesta del líder de La Cámpora, Máximo Kirchner y del Secretario Legal y Técnico, el maoísta Carlos Alberto Zannini, así como de tantos otros referentes del arco político todo.-
Analizando someramente el pedigrí de Amado Boudou, todos concluimos que resulta verdaderamente impresentable. Pero la dama de negro lo eligió como su Vice y ahora no hay retorno alguno posible, y aunque el hombre de refresco resulte más peligroso que mono con navaja, institucionalmente debe ser así.-
Solo nos resta elevar al cielo una plegaria para pedir la pronta recuperación de la Presidenta, no porque compartamos su soberbia y altanería en su estilo de gobierno, no porque humanitaria y cristianamente no se lo merezca, sino porque al menos resulta previsible su conducta y a partir de allí el Pueblo podrá continuar jugando legítimamente sus propias cartas.-
“Rey que disimula delitos en su ministro, hácese partícipe de ellos, y la culpa ajena la hace propia”. Quevedo.-
(*) Dr. Jorge Enrique Yunes; Abogado; Doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales; Analista Político; Investigador; Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina; jeayunes@yahoo.com.ar Twitter @Dr_Jorge_Yunes http://www.miradoranalitico.blogspot.com.ar
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