viernes, 17 de enero de 2014

La globalización se ha estancado: Davos quiere demostrar que no se volverá a 1914

Guerra de divisas, tensiones territoriales entre China y Japón, proliferación del proteccionismo, fragmentación de los sistemas financieros, desconfianza por el escándalo del espionaje de la NSA... la globalización y sus defensores están comprobando como la crisis, lejos de estar superada, reaviva fantasmas del pasado. La reunión de Davos debe mostrar que el mundo no se dirige a una espiral similar en 2014 a la que desembocó en la I Guerra Mundial hace justo ahora un siglo.
Esa es la reflexión que se hace la revista BusinessWeek, que asegura que con seguridad estas tensiones globales van a ser uno de los principales temas de conversación en la reunión en Suiza que se celebrará la semana que viene.
Joachim Fels, economista jefe internacional de Morgan Stanley, ya que aseguraba el año pasado que 2014 podría ser una repetición de 1914, cuando se acabó con la primera era dorada de globalización. "Me preocupa la tendencia progresiva hacia una desglobalización de la actividad económica y los flujos de capital", asegura este economista en un informe del año pasado.

Los estragos de la crisis y vuelta al proteccionismo

Y es que aunque la recesión vaya reculando, los estragos que ha provocado la gran crisis iniciada en 2008 son visibles, y los países cada vez son más partidarios de proteger su comercio y sus mercados financieros para intentar evitar que vuelvan a ser vulnerables. Charles Collyns, que fue asesor de finanzas internacionales del Secretario del Tesoro de EEUU, lo resume en una frase: "la globalización se ha calado".
Simon Evenett, profesor de la Universidad de de St. Gallen, defiende la misma idea. "Nos estamos dirigiendo hacia un sistema que sobre el papel es abierto, pero por debajo de la superficie está cada vez más distorsionado por todo tipo de subsidios y medidas a favor de los productos locales".
Los datos parecen confirmar que, en efecto, el proceso de globalización no solo se ha estancado, sino que está en retroceso. El comercio internacional se desplomó con el estallido de la crisis y está recuperándose solo a medios. Actualmente, los flujos de capitales internacionales son solo el 60% de lo que llegaron a ser, según la consultora McKinsey.
También se pueden encontrar numerosos ejemplos de países en todo el mundo que están cerrando sus fronteras a empresas y trabajadores. Australia, por ejemplo, ha prohibido el almacenamiento de historias médicas electrónicas fuera del país y Argentina exige a los fabricantes de coches de lujo que contrarresten la importación de sus vehículos exportando productos locales, como el vino.
También EEUU y Reino Unido, los dos principales defensores de la globalización, se han movido en esta dirección. El año pasado, el Congreso rechazó suavizar las limitaciones a la inmigración pese a la demanda de las grandes tecnológicas, que no encuentran suficiente mano de obra cualificada. Mientras, Reino Unido y Singapur también están dificultando a las empresas contratar extranjeros.
"Las políticas para promover la inmigración en las economías avanzadas van a ser difíciles de vender hasta el desempleo baje", asegura un estudio del IESE sobre la globalización.

Los globalizadores no lo tienen todo perdido

Sin embargo, para los próceres de Davos, no todo están perdido. El principal motivo de esperanza para los defensores de la globalización es el Tratado de Libre de Comercio entre EEUU y la Unión Europea. Asimismo, continúan las negociaciones entre EEUU y China para un tratado sobre inversiones.
Otros síntomas positivos son el hecho de que las inversiones entre países en desarrollo están incrementándose, así como el dinero fluyendo de países como Brasil, Mexico, Rusia o China a Europa Occidental y Norteamérica, con ejemplos como el de Campofrío, que ahora está bajo control de capital mexicano y chino.
De momento, en lo que va de año ya se ha completado una gran operación entre dos grandes países, la compra de Beam, fabricante de whisky estadounidense, por parte de la japonesa Suntory por un total de 16.000 millones de dólares. 

Bueno y malo

De momento, el hecho de que EEUU, Europa y Japón estén mejorando el estado de sus economías puede ser un punto positivo para que las ideas globalizadoras vuelvan a imponerse.
Sin embargo, los problemas continúan: los derechos de los trabajadores, el medioambiente y la corrupción serán también temas a tratar en Davos. Pero los grandes pensadores volverán a intentar, como todos los años, ofrecer la cara positiva de la globalización y minimizar la cara negativa.
FUENTE: Publicado en  http://www.eleconomistaamerica.com.ar - http://www.eleconomistaamerica.com.ar/economia/noticias/5465830/01/14/La-globalizacion-se-ha-estancado-Davos-quiere-demostrar-que-no-se-volvera-a-1914.html


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