lunes, 21 de abril de 2014

Ortodoxia Económica: única opción en la Argentina que se viene

El concepto de ortodoxia económica está tan demonizado que hace falta aclararlo. Ser ortodoxo simplemente significa cuatro cosas: a) manejo fiscal prudente, b) disciplina monetaria, c) marco institucional razonable y estable, d) señales económicas coherentes. Aquellos países que basaron sus economías en estos cuatro pilares han crecido sostenidamente y generado bienestar a sus ciudadanos. La ortodoxia termina siendo la forma más humana de hacer economía y simplemente puede resumirse como el imperio del sentido común entendiendo que reinventar la rueda en esta disciplina no sirve dado que su esencia básica se inventó hace trescientos años.
Hacer las cosas un poco bien ya no basta para la Argentina de hoy, tampoco para la del 2015 y mucho menos para la del 2025, eso en sí mismo es una excelente noticia para activos argentinos. Este panorama me permite definir un concepto: racionalidad obligada o lo que es lo mismo ortodoxia económica a la fuerza, implicando que la economía argentina actualmente tiene poco grado de libertad para el error independizando entonces a las decisiones económicas de la ideología. Existe una sola forma de hacer economía, la correcta, y tengo la sensación de que la coyuntura actual está llevándonos a la fuerza a ese equilibrio en donde lo racional se impone sobre lo ideológico con favorables consecuencias en la prima de riesgo argentina. (Inicio del Programa a mi cargo: Mercados Financieros Globales)
Hace un año vengo anticipando que el deterioro generalizado de la coyuntura argentina produciría una prevalencia de la economía por sobre la política con claras implicancias en el valor de activos, y el tiempo parecería darme la razón. Recientemente se han tomado decisiones económicas que sin ser espectaculares, denotan un tibio sabor a medidas quasi-ortodoxas no por convicción sino por necesidad. El acuerdo con Repsol, un índice de inflación más sincero, un acercamiento con el Club de París, un incipiente romance con el FMI y un manejo monetario decididamente más responsable, son medidas en la dirección correcta. Sin embargo, para que esto funcione debe ser entendido sólo como el comienzo de una enorme lista de medidas pendientes para los próximos diez años.
Dentro de los múltiples problemas que enfrentamos hay uno que sobresale: el déficit energético. La pérdida de dólares que el mismo genera pone a la Argentina en permanente estado de estrés monetario, la mismísima existencia del cepo cambiario en el que estamos atrapados se originó como consecuencia del mismo. El déficit energético terminó siendo la espada de Damocles de esta década y no tenemos otra opción más que resolverlo. Argentina deberá recomponer su stock de capital destrabando el mercado de cambios a menos que decidamos ignorar el problema nuevamente comprometiendo entonces para el largo plazo gran parte de los dólares generados por el país sólo en importaciones de energía.
El drama energético llegó a la Argentina para quedarse y aun haciendo todo bien su solución requerirá de años enteros de un manejo fiscal, monetario e institucional razonable por una sencilla razón: los capitales indispensables para resolver el problema, ingresarán sólo cuando la ortodoxia se tome como dato. ¿Nos van a creer esta vez? Obviamente, los mercados internacionales son patéticos, siempre están dispuestos a creer. Bajo el escenario de ortodoxia económica a la fuerza, la recuperación de activos argentinos tendrá dos etapas.
Primero, la más fácil relacionada a la recuperación de activos financieros mediante capitales off-shore que lejos están de comprometerse a mediano plazo. Desde hace un año las acciones argentinas en Wall Street han tenido un rally formidable de hasta 200%. Sin embargo, el compromiso con el mediano plazo en este caso es cero. Si hoy te gusta Argentina haces un click y la comprás, si mañana ya no te gusta haces otro click y la vendés. Este primer ciclo ya lo estamos viendo.
Segundo, lo más importante y se relaciona a la recuperación de activos reales porque ellos requieren que los dólares entren y se queden por un largo tiempo necesitando confianza. Si querés comprar una empresa argentina y manejarla, te tenés que casar con Argentina y deberás entrar y hundir dólares por varios años y un click no te salva para salir. Esta fase todavía no la hemos visto y la liberación del cepo cambiario será clave para que esta segunda etapa comience y con ella se sienten las bases para volver a crecer sostenidamente. Sin embargo, la liberación no ocurrirá hasta el próximo gobierno entonces: ¿compramos hoy o esperamos dos años? Yo me juego por lo primero, Argentina no tiene otra opción más que ser racional y ortodoxa por muchos años liberándola de la ideología de turno, lo cual en sí mismo es una excelente noticia. La economía obedece leyes como la física, se las puede ignorar por algún tiempo pero no para siempre y en la Argentina de hoy y mañana está llegando el tiempo de respetarlas.
Germán Fermo, Ph.D.
Director, MacroFinance
Director, Maestría en Finanzas UTDT 
FUENTE: PUBLICADO EN MACROFINANCE - http://germanfermo.com/2014/04/ortodoxia-economica-la-opcion-obligada-en-la-argentina-que-se-viene.html

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