sábado, 14 de febrero de 2015

BRICS y desorden global

La bandera china es izada durante la ceremonia de apertura de los Juegos de Pekín, el 8 de agosto del año 2008 (Reuters)Por José Zorrilla
Ya que en mi pasado artículo dije que España podría ser el próximo BRIC, voy a explicar por encima qué significa el acrónimo. El 30 de noviembre de 2001, Jim O´Neill (JON), economista jefe de Goldman Sachs, publicó el documento 66º del Departamento de Investigación Global en el que por primera vez se usa el acrónimo BRIC. El propósito del papel era investigar si el G7 contenía, de verdad, a las mayores economías del mundo.
Lo primero que hizo JON fue descartar el PNB como métrica de la riqueza de un país. Le aplicó primero la suma o resta de los flujos externos y eso le dio el PIB. Luego aplicó al PIB un ajuste de poder de compra y obtuvo la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). Aplicado el PPA a la economía global, el resultado era que cuatro países -Brasil, Rusia, India y China- representaban el 23,8% del PNB mundial, más que la UE y Japón juntos. De ahí, y de la ampliación al Este de Europa de la UE, se deducía la necesidad de abrir el G7 a nuevos actores y disminuir la presencia de las potencias europeas en el foro.
JON dio en la diana. Pero su discurso era estrictamente económico y pasaba por alto un hecho capital. China, el gran gigante, no tenía ninguna intención de integrarse en el G7. Por su parte, ni Francia ni Alemania ni Inglaterra ni Italia tenían voluntad de unir sus cuatro sillas en una. Ni por supuesto Occidente se planteaba cambiar las cuotas y el sistema de voto del Banco Mundial o el FMI.
Sucedían entretanto hechos políticos de enorme calado y con un influjo cierto en la arquitectura del mundo. En el año 2000 Vladimir Putin fue elegido presidente de Rusia. En 2003, EEUU decidió que su prioridad no era Afganistán, sino Irak y volvió sus satélites y otros medios de seguridad hacia el Oeste. China y Rusia se quedaron atónitas. No solo porque pensaban que era un error estratégico sino también, y muy principalmente, porque se levantaba la presión sobre el terrorismo checheno, uzbeko y uigur.
Continuó la huida hacia adelante de Washington con las Revoluciones de Colores, justo en el lugar más delicado de Rusia, sus fronteras. 2003 Georgia, 2005 Ucrania, también 2005, Kirguistán.
Ante laEn el año 2006, con motivo de la Asamblea General de la ONU en Nueva York y a instancias de Putin, se reúnen por primera vez los BRICS. El experimento de Lula en Brasil está funcionando, a Rusia le sobra tanta liquidez que no sabe cómo monetizar, el PNB de China ha superado al de Alemania e India parece también despertar. JON toma nota y en el 2007 publica un libro con datos sorprendentes. La Bolsa de Brasil tiene un incremento en su capitalización del 369%, India un 499%, Rusia un 630% y China un 201%. Si se usa el índice HSCEI (Hong Kong), la subida china es del ¡817%!
Llega el Apocalipsis de 2008 y, con él, la descalificación de Occidente. Es un descrédito que tiene, principalmente, cuatro capítulos. 1) Se cumplen las profecías que los críticos venían haciendo sobre el llamado Breton Woods, manera inocua de llamar al endeudamiento infinito, y por tanto insostenible, de EEUU; 2) En el orden de los remedios, Occidente toma los que recomendó a los emergentes no tomar bajo ninguna circunstancia: regulación; 3) pagan las consecuencias de la crisis los más débiles. Los CEOs de las empresas quebradas se van a casa con millones en el bolsillo y los empleados se quedan sin sus pensiones; 4) en lo referente a gobernanza global, no se reforma el G7 ni se abre el FMI o el Banco Mundial a nuevos aires. Eso sí, se crea el G20.
Nada más crearse este nuevo organismo, el Director de Banco Mundial, Robert Zoellik, dijo que era “inmanejable”. Pregunta de los BRIC: ¿Van ustedes a cambiar el sistema de cuotas del FMI y del Banco Mundial fijado en Breton Woods? La respuesta fue, asombrosamente, afirmativa. Pero no pasó de buenas intenciones, como lo deja claro este informe de Vestergaard y Wade de 2014. Por dar solo un ejemplo: la ratio del G-5 europeo (Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y España) entre PNB y poder de voto, comparada con la de los BRICS es de 1.25% frente a 0.44%, ¡más de un 300% de diferencia!
Ante la imposibilidad de entrar en un nuevo paradigma, los BRIC empiezan a institucionalizar sus encuentros y a adoptar posturas más agresivas que coinciden con la llegada al poder de “la Tercera Generación” en China (adiós al “Ascenso Pacífico”) y el contraataque ruso de Putin.
Doble consecuencia. En 2010 se incorpora Sudáfrica al grupo, que pasa a llamarse BRICS, con mayúscula, y en 2014, como consecuencia del último foro en Fortaleza, Brasil, se abre en Shanghái un Banco de Desarrollo y un Fondo de Emergencia, simétricos al Banco Mundial y al FMI, dotado con 100.000 millones de dólares cada cuatro años. No son buenas noticias para Occidente. Ahora bien, todo dependerá de: 1) el curso del entorno económico global, hasta ahora favorable a los emergentes pero ahora mismo en franco deterioro; 2) como administren los emergentes las finanzas, que son su punto débil, por no decir inexistente; 3) si el tejido económico BRICS aguantará sus tensiones institucionales internas. India y China, como Rusia y China, son enemigos estratégicos; 4) lo que haga el propio Occidente. Desde luego parecía difícil mejorar la marca de Afganistán e Irak, pero Siria y Libia nos están abriendo nuevos horizontes. Claro que toda situación, por difícil que sea, es susceptible de empeorar.
Entretanto, el yuan es ya la segunda divisa del mundo por delante del euro. No hace falta decir que Europa sigue orgullosamente dividida y que ni siquiera ha podido ponerse de acuerdo en votar al Presidente de la Comisión Europea del partido más votado, a pesar de que constituía un avance importante en el proceso de construcción europea- como correctamente lo entendió Inglaterra que se opuso con uñas y dientes a tal iniciativa-. El Congreso de EEUU, por supuesto, sigue oponiéndose a cualquier forma de gobernanza multilateral del mundo.
Por decirlo en palabras de los citados Vestergaard y Wade: “la hegemonía occidental de los pasados doscientos años está terminando a medida que el poder muda hacia el Este y los estados occidentales pierden autoridad para mantener el orden multilateral basado en sus reglas”. No obstante sería vital para ellos aceptar el nuevo estado de cosas en lugar de demorar soluciones ya que el resultado podría ser “volver a la política de bloques competitivos que ya se conoció del S. XVIII al S. XX”. Los autores terminan con una referencia al monólogo de Hamlet: “destino que debería devotamente de evitarse”.
Difícil no estar de acuerdo.
FUENTE: http://blogs.elconfidencial.com/mundo/las-tres-voces/2015-02-14/brics-y-desorden-global_711694/?utm_source=www.elconfidencial.com&utm_medium=email&utm_campaign=Boletines+ElConfi

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