sábado, 28 de febrero de 2015

El sulky delante del caballo

Por el Ing. Agr. Daniel Carlos Besso
Para el espíritu productivo, del que ama el trabajo fecundo, no hay visiones más desesperanzadoras que aquellas que nos muestran que se arrojan como basura, alimentos de calidad. Todo porque la cadena de valor no puede pagar ni la mitad del costo de producción a sus productores primarios.
¡Cómo nos duele ver las fotografías de los bines de peras arrojados en la ruta 22, en el valle del Río Negro!
En otras oportunidades, el hartazgo de productores por perder plata, llegó a mostrarnos como se regaban potreros con leche. Montañas de cítricos, montañas de frutas, huevos….alimentos en general. ,…..¡¡¡¡vino a las acequias,….imperdonable!!!!
Visto desde la producción, llegan estos momentos en los que vemos que los consumidores pagan por un  Kg. de duraznos, lo que al productor le pagan por un cajón de 20 Kg., incluido el cajón. Esto se repite con los lácteos, los huevos, las hortalizas,….hasta el pan nuestro de cada día está sujeto a desbarajustes por el estilo.
Si  sucede que un precio alto que paga el consumidor, no se refleja en un mejor precio al productor, nunca se ejercerá el estímulo virtuoso de impulsar un aumento en la producción.
Para la gente de la industria y del comercio, resulta impensable “PERDER PLATA” en esas magnitudes.
¿Que a más producción, más pérdida?, decididamente es impensable.
Con la inocencia que provee la ignorancia, llegan a preguntarnos: ¿Y si pierden plata, pa que siguen produciendo?,……..hermano, cuando lograste implantar un viñedo o un monte frutal, hiciste las espalderas, te llevó 5 o 6 años, antes de poder manotear las primeras frutas. ¿Qué vas a hacer?¿Te vas a salir del negocio?¿o vas a esperar un año más para ver si cambia la mano?
Naranjas a la basura en Concordia E. Ríos
Lo mismo sucede con un galpón de gallinas ponedoras, con un rodeo de cría de vacunos y ni que hablar de un tambo. Armar un tambo te lleva no menos de 10 años hasta que estás en condiciones de reponer de tu propio rodeo. Todo armadito,….10 añitos. ¿Te vas a ir porque un año el precio no rinde? No,…. aguantás un año más.
Si tenés gallinas ponedoras, en lugar de sacar el lote cuando llega el momento, postergás una recría, le mandás un replume a los lotes viejos y tirás un tiempito para ver que pasa. Todos los gastos que se debiesen hacer para mantener una producción ideal, se posponen y naturalmente, las producciones se empiezan a caer. Consecuentemente, la menor producción es menos oferta y el precio recibe un empujoncito para arriba. Esa mecánica es común a casi todo.
Pero cuando se llega a estas situaciones, es que el desajuste, económico, administrativo, impositivo, social, monetario y esencialmente político, ha tocado fondo.
Estas cosas ponen de manifiesto el desorden.
Me ha tocado comprobar que en Chile, cortes de cerdo porker (85 Kg de peso vivo a la matanza) semicocidos, salados y ahumados, en el mostrador, tenían al cambio, un precio más bajo, que esos mismos cortes, sin ningún tratamiento, acá en nuestro país. Pero lo curioso del caso es que los cerdos, en ese lugar, eran alimentados con peleteado de soja y maíz de origen argentino (el 80 % de la fórmula de su alimento).
Esto es un dato de 15 años atrás.
Este ejemplo pone de manifiesto que hay algún factor que encarece los sucesivos pasos de nuestras cadenas de valor, y no es de ahora, aunque ahora se ha acentuado. Talvez para esto inventamos el eufemismo de llamar “COSTO ARGENTINO”, a una lista más o menos larga de impuestos, tasas, contribuciones, gastos, etc. que evidentemente en otras partes no existen o son mucho menores.
Se puede comprobar, que ese “eufemísticamente hablando, costo argentino”, aumenta con los retrasos cambiarios. Por eso yo prefiero denominarlo “COSTO PARASITARIO”. Pues los parásitos son de origen interno y no reducen sus apetencias con el revalúo del peso, sino todo por el contrario.
Como la CLASE PARASITARIA, llega a ser de una magnitud descomunalmente monstruosa, no hay forma de “FRUGALIZARLA”. A mayor tamaño, mayor poder y prepotencia. Su exigencia de recursos no tiene límite. No le alcanzan los impuestos, retenciones, tasas, gabelas, diezmos y demás exacciones. Al punto de recurrir al más larvado de los impuestos que es la emisión monetaria.
Esa emisión monetaria es espuria, no tanto por no tener su contrapartida de respaldo en monedas dura u oro, sino que no se respaldan en una mayor producción de bienes de consumo masivo. La inflación termina siendo inevitable.
Cabe preguntarnos: ¿Y las peras que en Río Negro las tienen que tirar?¿Y la cebada a 1000 pesos la tonelada, porque la cerveza vale 15 pesos la botella?¿Y el vino que como otras tantas veces terminó en las acequias?¿Y los duraznos?¿Y?,…¿Y?,….¿Y?.
En el camino al consumidor ocurre “LA DANZA LOCA DE LOS PORCIENTOS”, como acabo de contar, solo los productores están obligados a vender, pues tienen “UN CIRCO BIOLÓGICO” que mantener en funcionamiento. Los demás, si el negocio no les cierra “le esquivan al bulto”.
Arriba de esto el estado como un socio de plomo, colgado de los atributos….y balanceándose además.
Esto suma hasta el infinito. Además juegan su parte las municipalidades con sus tasas introductorias, sus tasas retributivas de servicios que no prestan.
Y no nos olvidemos de los organismos descentralizados con sus gabelas para sustentar sus actividades.
Cuando el producto llegó al consumidor, tiene en su precio, las aspiraciones de todos los que forman parte de la cadena de comercialización más todas las reiteraciones de impuestos a cada etapa.
Como los mecanismos de devolución de impuestos en las exportaciones, lisa y llanamente son una fantasía, exportar se torna una aventura. Ninguno de los que forman la lista que componen “EL COSTO ARGENTINO”, como las provincias y municipalidades, está dispuesto a ceder ni un tranco de piojo, comercializar en el exterior es sumamente difícil.
Cada década aproximadamente el “COSTO ARGENTINO” o mejor nombrado “EL COSTO PARASITARIO”  se hace  insoportable. (Como el ciclo biológico de cualquier parasitosis).
Se hace entonces necesaria una “catarsis”, o mejor dicho una inyección de “IVERMECTINA ECONÓMICA”,  tiene varios nombres: reordenamiento administrativo, ley de prescindibilidad, ley de desregulación,…..BAH!... darle el raje).
Pero además es necesario que el personal que permanezca, de ese sector improductivo sea “FRUGALIZADO”.
¿Cómo se logra esto?, el modo más sencillo es bajando el costo en divisas. Con una devaluación MACHAZA se reduce la incidencia de los parásitos. Claro que los trabajadores PRODUCTIVOS, terminan corriendo idéntica suerte que los parásitos y eso es muy injusto.
Si la actividad se recupera por una mayor necesidad de producción para exportar, entonces demandará más y mejores trabajadores, llevando los salarios a una espiral virtuosa de aumento.
Ahora bien, si luego, desde la política surge la sempiterna y demagógica idea de equiparar los sueldos de los trabajadores productivos a los que pueblan las oficinas públicas,…..sonamos, la embarramos otra vez.
Un  antiguo sketch televisivo, de un viejo programa cómico, trataba de un pobre y desgraciado ciudadano que iba a la municipalidad a solicitar permiso para plantar un arbolito en la puerta de su casa. Tan famosos se hizo ese paso de comedia que al problema de las regulaciones que debe superar el hombre argentino para HACER ALGO ÚTIL,  le dieron el triste nombre del “expediente del arbolito”,
Demás está contar, que el empleado lo volvía loco con los requisitos, lo que generaba una cantidad de situaciones  amargamente graciosas.
Esto naturalmente sugería que terminaba en KOMETA.
El estado en lugar de colaborar con el productor que desea exportar, lejos de ello, estorba todo lo que puede.
Pero ocurre otro inconveniente cíclico que es la variación del tipo de cambio que administran los gobiernos.
Aún siendo un tipo de cambio libre, la producción agro industrial no puede estar sujeta a variaciones demasiado amplias y rápidas. No serían compatibles con los tiempos de los recuperos de las inversiones en proyectos que incluyen variables biológicas, como antes mencioné.
Luego de la segunda mitad del siglo pasado, los holandeses descubrieron un enorme yacimiento de gas frente a sus costas. De la explotación de semejante riqueza y la exportación a los países vecinos, las arcas holandesas se vieron con muchas reservas. Esto generó lo que luego en el mundo financiero, se conoció como EFECTO HOLANDA. Como resultado, el florín (moneda holandesa de ese entonces), se revaluó muchísimo. Tanto fue así que la producción lechera y su industria no podía competir con la francesa. A los holandeses les resultaba más barato comprar quesos franceses que consumir los propios.
Imaginemos que hubiésemos tenido cambio libre durante el tiempo que duró la soja arriba de los 550 u$s. Los vinos chilenos nos hubiesen destruido la incipiente industria bodeguera que arrancaba a exportar.
No me malinterpreten, no quiero con esto decir que me alegro del 35 % de retención, simplemente que la administración del tipo de cambio, es algo sumamente delicado. Bajando o subiendo una palanca podemos mandar al inodoro el esfuerzo de muchos años de muchos productores.
Entonces, para el futuro, el estado deberá contraer un compromiso, algún mecanismo, algún método, para garantizar que aquellos emprendimientos que demanden muchos años de instalación y aprovechamiento, “NO SE QUEDEN COLGADOS DEL PINCEL”.
Si bien, el estado no puede hacerse cargo de las bajas en los precios internacionales, sería conveniente que no agravara tales situaciones con mecanismos artificiales que sobrevaloran nuestra moneda. Porque  dejan en “ORSAI” a nuestras producciones.
Un ejemplo claro hoy en día, son las producciones regionales (fruticultura, vid y vinos, olivicultura) y la lechería.
Referir la producción, realizada con eficiencia y eficacia desde el punto de vista técnico al valor relativo de la moneda es “poner el sulky delante del caballo”.
Como una gigantesca prensa, las condiciones económicas de nuestro país aplasta a las producciones que debieran ser nuestras naturales fuentes de ingresos.
IMPUESTOS, REGULACIONES, COSTOS PARASITARIOS, ATRASO CAMBIARIO, son los pistones o empujes de esa “Enfardadora de productores”.
Como por lo general, la extracción profesional de los actores de la política, casi todos, pertenecen al área de humanidades o en el mejor caso de la economía teórica; su capacidad de entender o al menos tener una empatía con la producción se hace muy difícil.
Tan solo recordemos  los dichos del doctor Javier González Fraga, en su aceptación de esto que acabo de explicar.
Desde la pantalla de la compu, todo parece más sencillo.
Es por ello que las próximas autoridades económicas tendrán que desarmar una bomba muy complicada. El tiempo va a correr y el tic,…tac….pone nervioso a cualquiera. Para peor los cablecitos son todos parecidos y acertar cual hay que cortar primero va a ser todo un desafío.
Además el sector productivo de las pequeñas y medianas actividades, más los autónomos, están exhaustos.
Deberán acordar cuál es el máximo de impuestos incluidas las retenciones, tasas y toda otra forma de “PONERSE”, que se  podrá aplicar al productor, o industria de la que se trate.
Un ejemplo de la voracidad, e insaciabilidad del estado (nacional, provincial, municipal), es  la nueva e IMAGINATIVA tasa que inventó nuestro gobernador, heredero a la corona de holanda,…pues algo tiene que ver con la casa de Orange.
Inventó “El Impuesto al agua de lluvia”.
El agua freática o del subsuelo, no es otra cosa que el agua de lluvia que se infiltró en el perfil del suelo y se detuvo en una capa de mayor impermeabilidad.
Habrase visto semejante desfachatez.
Si necesitás más plata, aumentá los impuestos que ya están, no inventés nuevos, en los que parte de lo que vas a recaudar, se te va a ir en burocracia administrativa.
No podés aumentar más los impuestos porque estás en falta, ya se pasaron de largo.
El estado recauda del campo prácticamente la totalidad de lo que ingresa al país y no devuelve absolutamente nada en infraestructuras, inversiones, en.…..nada. SE LA PATINA TODA,  fabrica plata a lo bobo, y como no le alcanza,……te mandan  “El Impuesto al agua de lluvia”.
Como dice el señor Asís: les dieron para manejar una calesita y la chocaron.
Ing. Agr. Daniel Carlos Besso
m.n.nº 5.162
ENVIADO POR SU AUTOR

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