martes, 28 de julio de 2015

Grecia y el Punto de Inflexión

Por  Zack Pruitt
La ex primera ministra británica Margaret Thatcher dijo bromeando cierta famosa vez, «El problema con el socialismo es que con el tiempo se le acaba el dinero de los otros». Esta verdad económica se ha hecho finalmente realidad en Grecia ya que sus bancos han cerrado, su oferta de dinero ha desaparecido y su gente ha rechazado el plan de alivio de la deuda propuesto por los líderes europeos.
La expansión masiva del gobierno y del sector público en combinación con el gasto deficitario sin control por el aumento de los programas de asistencia social y de pensiones, ha llevado, en parte, a Grecia a la caída económica. Según la revista The Economist, el gasto de Grecia en prestaciones de jubilación era de un sorprendente 17.5% de su PIB en 2012, esperando alcanzar el 25% en 2025. En comparación, Estados Unidos tiene un gasto en pensiones (principalmente en la Seguridad Social)calculado en 6.8% del PIB en 2015 y de 7% para 2020. Casi una quinta parte de los gastos del gobierno griego se dedica a las pensiones de sus jubilados.
Este inflado sistema de jubilación fue causado por décadas de promesas exageradas de los políticos para asegurar números crecientes de votantes entre los empleados del sector público (casi el 30% de todos los trabajadores griegos son empleados del gobierno). El resultado ha sido un sistema demasiado generoso que permite al trabajador griego retirarse después de 35 años recibiendo el 80% de sus ingresos laborales. Como era de esperarse esto ha ocasionado una inundación de jubilaciones anticipadas cuando muchos griegos han optado por la jubilación alrededor de los 55 años pudiendo obtener el 80% de sus ingresos el resto de sus vidas. La proporción de personas entre 55 y 64 años de edad en la fuerza laboral es solamente de 36%, un porcentaje extremadamente bajo para un país desarrollado. En los Estados Unidos y en Alemania, por el contrario se tienen tasas de empleo de más de 60% en el grupo de trabajadores de esa misma edad. Esto no da ninguna indicación acerca de la voluntad ni de la ética de trabajo de un país, tan sólo indica que existe una relación directa entre un incentivo negativo gubernamental y la productividad económica general.
Además de los efectos en el corto plazo de estos extravagantes beneficios, la falta de recursos en los fondos de las pensiones acarrea una crisis moral de justicia social entre las generaciones. Las generaciones futuras soportarán la carga de pagar ese gasto en pensiones de lujo limitando su movilidad social financiera.
Mientras que en los Estados Unidos colectivamente no se tienen los mismos problemas que en Grecia, la vulnerabilidad de la deuda por causa de pensiones similares está surgiendo por todo el país. Los pasivos sin fondos de pensiones públicas (el déficit entre las promesas hechas a los jubilados y los trabajadores contra los fondos actualmente disponibles para pagarlas) tiene un total calculado para toda la nación de 4,700,000 millones. Solamente en la ciudad de Chicago se tiene pasivos de pensiones sin fondos por 26,800 millones. Es clara la tendencia en Estados Unidos hacia la dependencia del gobierno, a pesar de ser dañina y carecer de sustento. Los políticos prometen sistemáticamente mayores beneficios sin que exista un plan concurrente que cubra esos gastos, prefiriendo pasar su costo a la generación siguiente. Así se inicia un ciclo perpetuo de los aumentos de beneficios sin que exista ningún ajuste presupuestario adecuado, lo que crea una deuda sustancial. Las generaciones futuras se harán responsables de este ciclo inmoral que socava a la libertad y a la prosperidad.
Los Estados Unidos está siendo testigo de esta crisis gubernamental de beneficios en su territorio de Puerto Rico, el que ahora tiene una deuda por un total de 72,000 millones, la que no pueden pagarse de acuerdo con el gobernador Alejandro García Padilla. El Wall Street Journal ha informado que los tres fondos públicos de pensiones suman 34,000 millones de déficit y quedarán exhaustos en 2020.
El economista austriaco F. A. Hayek advirtió de la carga financiera que podría significar para un país un sistema progresivo de pensiones. Invariablemente estos sistemas crecen de manera exponencial con el tiempo, muy en especial cuando son utilizados por políticos que sólo persiguen su interés personal. En su libro Los Fundamentos de la Libertad, dijo que los políticos convertirían «al sistema en herramienta de la política, una pelota de juego de demagogos que capturan votos». Más aún, advirtió del insostenible sistema moderno de pensiones en el que los beneficiarios de más edad no reciben de sus propias contribuciones sino de las contribuciones de los trabajadores actuales. Hayek siguió diciendo, «La democracia tendrá que aprender que ella deben pagar sus propias locuras y no puede girar cheques ilimitados sobre el futuro para resolver sus problemas actuales».
Una de las principales diferencias entre Estados Unidos y Grecia es la cantidad de producción en relación con el consumo. Estados Unidos tiene problemas graves de deuda y de déficit pero también tiene un dinámico sector productivo privado que conduce al crecimiento orgánico de la riqueza y de la estabilidad económica mundial. Si un gobierno, como Grecia, hace que el empleo o la jubilación en el sector público sean más atractivos que en la empresa privada, caerán la creación de riqueza y la productividad, lo que lleva a un gasto deficitario. «La riqueza de una sociedad puede ser medida por su consumo pero su riqueza consiste en su producción», ha escrito Kevin D. Williamson en National Review. «Grecia tiene muy pocas personas trabajando en empresas productivas y a demasiadas recibiendo cheques del gobierno, ya sea como empleados o como jubilados —una diferencia que es cada veces más difícil de hacer en Grecia y en otras partes».
El consumo teniendo una producción mínima es una receta para el desastre. Desde que Grecia se adhirió a la Unión Europea en 1999, se ha encontrado en una tendencia regresiva de incremento del empleo gubernamental y de beneficios públicos mientras el empleo en el sector productivo se ha reducido constantemente. Grecia finalmente ha llegado a un punto de inflexión con sus acreedores los que ya no permitirá que el país pase la pelota a otros; las negociaciones están en marcha esta semana con la Unión Europea para determinar si Grecia permanecerá como un estado miembro y si se le permitirá continuar usando al euro como su moneda.
Es poco probable que en Estados Unidos puede repetirse completamente la tormenta perfecta del colapso económico de Grecia, sin embargo, mantiene esta tendencia en la misma dirección del fracaso griego. Estados Unidos actualmente mantiene un déficit presupuestario igual de más de 500,000 millones y tiene una deuda nacional de más de 18,000,000 millones. El aumento de los gastos de gobierno y de los pasivos masivos de pensiones están lentamente socavando los logros alcanzados por la empresa libre y la producción en el sector privado. Como han advertido Thatcher y Hayek, es insostenible la financiación de las pensiones usando los salarios de los trabajadores actuales porque, como Grecia sabe, con el tiempo se acaba el dinero.
La prosperidad económica tienen sus raíces en los mercados libres, en el espíritu empresarial y en la libertad; no en beneficios mayores de jubilación o pagos de Seguridad Social. Estados Unidos haría bien en aprender de los errores queríamos reforzando aquellos valores fundamentales que han podido convertirlo en una potencia económica, no en aquellos que amenazan con disminuir sus efectos. La responsabilidad vencida es vital para la prosperidad económica, pero lo más importante, para una genuina justicia social.
http://es.acton.org/article/07/17/2015/grecia-y-el-punto-de-inflexi%C3%B3n
DESDE INSTITUTO ACTON

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