jueves, 20 de agosto de 2015

Argentina: un país “subprime” por Iván Carrino

ImageEl modelo económico impuesto por el kirchnerismo es como una mala inversión: puede perdurar en el tiempo gracias a condiciones excepcionales, pero, tarde o temprano, tienen que reconocerse los errores.
El año 2007 fue duro para los constructores en los Estados Unidos. Luego de alcanzar el récord histórico de 2,3 millones de casas que comenzaron a construirse en enero de 2006, la industria se derrumbó un 25,9% al año siguiente. De ahí en más, el declive no paró hasta bien entrado el 2009.
¿Qué pasó? Había estallado la burbuja de las hipotecas “subprime”, dando inicio a la crisis financiera internacional.
La crisis de las subprime fue el resultado de una generosa política estatal y una desmedida inyección de dinero por parte de la Reserva Federal.
El gobierno de los Estados Unidos había tomado medidas concretas para hacer que la propiedad de la vivienda fuera más accesible, induciendo a los bancos a prestar a ciudadanos de dudosa solvencia. Por el otro lado, la Reserva Federal (el banco central de los Estados Unidos) comenzó una agresiva política de reducción de las tasas de interés, lo que facilitó el acceso al crédito.
El resultado fue un desproporcionado crecimiento del sector inmobiliario, con precios y producción en alza, que estaba destinado a terminarse. Cuando la inflación comenzó a preocupar a la Fed, ésta comenzó a subir las tasas de interés, que pasaron del 1% en julio de 2004 a 5,3% en agosto de 2006.
El resultado fue un encarecimiento del crédito que hizo que muchos se vieran en la imposibilidad de pagar sus deudas. Previsiblemente, los deudores con menor solvencia, los subprime, fueron los primeros en entrar en default, dando lugar al efecto dominó que arrastró a toda la economía global.

Hoy la economía del mundo vive una situación similar.
La respuesta de la Fed a la crisis de las hipotecas fue la misma de siempre: reducir las tasas de interés, inyectar ingentes cantidades de dólares en la economía y buscar crear una nueva burbuja que le permita salir de la anterior.
El efecto de los sucesivos planes de “flexibilización cuantitativa” y reducción de las tasas de interés no fue muy marcado en el sector inmobiliario norteamericano.
Sin embargo, como un “efecto mariposa”, sí se sintió en el resto del mundo.
La ultraliquidez proporcionada por la Fed redujo el costo del endeudamiento de todos los países del mundo y, al mismo tiempo, le dio un impulso al precio de las materias primas y a las monedas de países emergentes.
Si bien Argentina quedó aislada del mercado financiero global después del default de 2001, no dejó de verse beneficiada por el tsunami monetario de la Fed.
Los términos de intercambio treparon un 40% desde 1998 y alcanzaron niveles máximos, al menos, desde 1980. Por su parte, la soja superó la barrera de los USD 600 a mediados de 2012.
Esto es particularmente importante para nuestra economía.Sin embargo, el generoso contexto internacional no podía durar para siempre.
Así, la necesidad de una normalización en la política monetaria de la Fed llevó a la finalización de los programas de alivio cuantitativo y hoy se especula con que la Reserva Federal comience a subir las tasas, como máximo, en diciembre de este año.
Es que, al igual que las hipotecas en Estados Unidos, nuestro país también essubprime. Con un déficit fiscal persistente hace 7 años, una inflación en niveles estratosféricos y un intervencionismo que busca regularlo todo, lo único que mantenía a flote al modelo económico era el viento de cola que llegaba de la mano del mundo.
Es claro que el cambio de la política monetaria estadounidense, por su efecto en la demanda y el precio de los commodities, afecta a toda la región, pero no es casualidad que los más afectados sean Venezuela, Brasil y Argentina.
Nuestro país necesita modificar el rumbo económico hace rato.No hay dudas de que no se puede alcanzar la prosperidad con inflación alta y persistente, controles de precios y sistemas cambiarios múltiples.
Así, el nuevo contexto internacional no hace más que ponerle más presión a esta necesidad.
Pero a no confundirse. El cambio del contexto no es la causa de nuestros males económicos. A lo sumo, será el golpe de gracia de un modelo que, en realidad, solo se mantuvo a flote gracias a condiciones internacionales que difícilmente se vuelvan a repetir.
Un saludo, Iván
Publicado en Inversor Global. Newsletter semanal. Enviado por mail

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