martes, 1 de septiembre de 2015

¿Logrará la Fed despertarse a tiempo? por Jim Rickards

¿Qué está pasando con los mercados? Es la pregunta que responde Jim Rickards en esta columna, al mismo tiempo que plantea cuáles son las decisiones que puede tomar Janet Yellen con respecto a la suba de tasas de interés.
ImageEl índice accionario Dow Jones ha tenido días muy volátiles últimamente – el lunes de la semana pasada retrocedió 2000 puntos. Otros conglomerados descendieron en similar proporción, en términos de porcentaje.
El índice Shanghai Composite se desplomó, y los mercados accionario y de divisas de los países emergentes se están quedando en la nada, a causa de la fuga masiva de capitales que experimentan.
El precio de las materias primas sufrió una dramática caída nuevamente. La carnicería continúa...
¿Qué está pasando?
La respuesta abarca un número infinito de elementos conectados entre sí y un único aspecto de considerable importancia. La metáfora perfecta para describirlo (aunque realmente es más que eso, debido a que la dinámica y la secuencia matemática son iguales) es la avalancha y el copo de nieve.
Una avalancha se desencadena cuando un sinfín de cristales de nieve, apilados en la ladera de una montaña e interconectados en una red compleja, de pronto se deslizan en picada destruyendo todo a su paso.
La avalancha comienza cuando un copo de nieve en particular aterriza en la pila con tal brusquedad que perturba al resto de los copos, iniciando con ello un deslizamiento que va tomando impulso como un tobogán y termina en colapso.
En el mercado de capitales de hoy, ¿Qué vendría a ser la pila de nieve y qué representa al copo?
La pila de nieve ha venido acumulándose desde que el Gobierno de los Estados Unidos “rescató” el mercado internacional de capitales, luego del colapso del banco de inversión Long-Term Capital Management en 1998 y la crisis de México, en 1994.
El mensaje en ambos casos fue bastante claro: está bien que los bancos se involucren en operaciones riesgosas, impredecibles y poco viables, ya que si las cosas salen mal el Gobierno saldrá al rescate, los salvará y así el juego podrá continuar.
Esta manera de incitar al riesgo sin escrúpulos provoca que cada crisis sea más grande que las anteriores.
Si no hay manera de que los bancos terminen perdiendo, no hay razón para no doblar la apuesta. Este abuso del apalancamiento aparentemente libre de riesgo ganó fuerza a partir de la implementación de la política de permanencia de las bajas tasas de interés de 2002-2005.
La tóxica combinación del riesgo inescrupuloso y las tasas bajas desembocaron directamente en la crisis financiera de 2008, peor en magnitud que el quiebre de 1998, aunque no igual, en términos de potencial para un colapso global.
Las lecciones que no se aprendieron en 1998, también fueron ignoradas en 2008. Bajo el paraguas de tasa de interés en cero de Bernanke, el juego comenzó de nuevo y alcanzó la grotesca dinámica vigente desde 2013 hasta hoy. En este momento, se está cocinando un nuevo quiebre. Pero esta vez será mayor al anterior.
Todas las burbujas tienen la misma dinámica, pero varían en cuanto al mercado y ubicación geográfica. La de 1994 tuvo lugar en los mercados emergentes, principalmente en México. En 1998, los protagonistas fueron los países en desarrollo nuevamente: Tailandia, Indonesia, Corea y Rusia.
En el año 2000 la burbuja se produjo en los activos tecnológicos y en 2008 tuvo su origen en el segmento hipotecario de los Estados Unidos.
Ahora, esto se repite. La burbuja de 2015 es producto de una mezcla de mercados emergentes, bonos basura del sector energético y activos de renta variable de empresas tecnológicas de los Estados Unidos. Se trata de la tormenta perfecta de la sobrevaluación.
Así como en 2008 el caos se desató a causa de la política de bajas tasas de interés, el nuevo colapso encontró impulso en la imposición de tasas iguales a cero dictadas por Bernanke (y Yellen).
Este aspecto representa la pila de nieve – tasas bajas, mercados emergentes, acciones del segmento tecnológico y energético--- actores que hoy están tambaleándose.
¿Dónde está el copo de nieve? ¿Cuál es el catalizador puntual que desencadenó la avalancha esta vez?
El copo de nieve está representado por la incapacidad de Janet Yellen para comprender las estadísticas de riesgo y su pésima habilidad para hacer proyecciones con base en los modelos obsoletos de la Fed.
Yellen anunció durante todo el año que tenía intenciones de aumentar las tasas de interés en 2015, si la economía estadounidense crecía en concordancia con sus predicciones, es decir, 5% de desempleo, 2,5% de expansión y 2% de inflación.
Para entonces, los reporteros se apresuraron a anunciar el alza de las tasas, ignorando las condiciones previstas a futuro.
Ese pequeño grupo de periodistas que ignoró totalmente las proyecciones establecidas, falló en identificar que Yellen tiene uno de los peores historiales que se haya visto en economía, en términos de pronósticos financieros.
Dicho de otra manera, cualquiera que hubiese tomado la política de Yellen y empleara un modelo de cálculo distinto con datos reales, podría haber visto que un incremento en las tasas provocaría un desastre.
El crecimiento económico de China por años fue exagerado (esta aseveración se basa en el hecho de que toda la inversión obtenida fue desperdiciada). El precio de los activos fue excesivo (a causa de las tasas de interés artificialmente bajas).
La estructura financiera global en su totalidad, era una burbuja esperando por explotar. Solo el programa de la flexibilización de la Fed, a partir de las tasas iguales a cero, el QE y un dólar barato (hasta 2012) pudieron mantener el juego. Bernanke decidió en el peor momento y sin un buen motivo, indicar el fin del programa.
Tan pronto como Bernanke comenzó a reducir los estímulos en diciembre de 2013, el sistema empezó a desmoronarse. Las nuevas medidas, también conocidas como “tapering” fueron una especie de recorte que se prolongó hasta octubre de 2014.
Poco tiempo después, la Fed comenzó a discutir el incremento de las tasas de interés, sugiriéndolo a través de la remoción de ciertos parámetros de acción a futuro (una garantía verbal de la no ejecución del alza de tasas), y eliminando la palabra "pacientes" de su comunicado de prensa al respecto (señalando que la suba en las tasas era inminente).
En lo que al contexto financiero se refiere, una suba “inminente” de tasas es lo mismo que un incremento ya decretado, puesto que los mercados descuentan inmediatamente la futura medida. Los efectos de las políticas de endurecimiento de la Reserva Federal, se evidenciaron en la fortaleza del dólar y en la ola de deflación importada hacia los Estados Unidos.
Esto, trajo consigo varias consecuencias. En vista de que el yuan chino mantenía paridad con el dólar estadounidenses hasta agosto pasado, el endurecimiento en la economía norteamericana se trasladó a la del gigante asiático.
En un escenario en el que las dos economías más importantes del mundo se encontraban en un proceso de achicamiento desde enero de 2014 hasta agosto de 2015, la deflación y el colapso en el precio de los commodities eran inevitables.
Una política de endurecimiento habría sido aceptable si China y los Estados Unidos hubiesen estado en una posición económica más sólida. De hecho, Yellen creía que así era, basándose en sus modelos inservibles.
Los sistemas de cálculo no eran los correctos y Yellen se negó a abandonar su postura de iniciar un programa de endurecimiento justo al borde de una recesión, sugiriendo medidas en torno a ello en el peor momento posible.
Provocar dinámicas de sube y baja constantes parece ser la especialidad de los bancos centrales.
A comienzos de agosto, China se desligó de las políticas monetarias de endurecimiento, pero ya era muy tarde. El gigante asiático recorrió un largo trecho de un sendero mortal junto a Yellen y no había una manera fácil de abandonarlo.
La presidenta de la Fed mantiene una postura fuerte sobre el alza de las tasas, a pesar de que el contexto financiero del país se está derrumbando.
El problema con los modelos para elaborar proyecciones financieras que caen en la obsolescencia, es que quien hace uso de ellos siempre termina siendo el último en darse cuenta de qué está pasando. El mundo entero está atrapado en una vorágine deflacionaria provocada por pronósticos erróneos de los bancos centrales que dieron lugar a una excesiva relajación, seguida de un endurecimiento inoportuno.
¿Despertará Yellen antes de que el mercado global se derrumbe totalmente? Es probable. Incluso los directores de los bancos centrales del mundo, que viven en su propia dimensión de modelos económicos defectuosos pueden ver la escena plagada de hogueras y horcas a lo lejos.
¿Qué sucederá ahora? En el mejor de los casos Yellen se dará cuenta de su error, desistirá de la idea de implementar una suba de tasas e iniciará algunas medidas de flexibilización nuevamente. Esto podría incluir una extensión del QE, tasas de interés negativas, un dólar más débil (¡la guerra de divisas continúa!), o más dinero cayendo del cielo.
En el peor de los escenarios, la presidenta de la Fed se mantendrá fiel a su posición actual y los mercados se derrumbarán a su alrededor.
Saludos, Jim Rickards
Para The Daily Reckoning, un servicio de Agora Financial
Publicado en el Inversor Global - Newsletter semanal - enviado por mail

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