jueves, 31 de marzo de 2016

Cleptocracia Nunca Más. Por Iván Carrino

Fue en el colegio secundario cuando aprendí, como intuyo que también hicieron muchos de los aquí presentes, las formas de gobierno que Aristóteles consideraba posibles para una nación. El famoso pensador griego dividía a estas formas entre “puras” e “impuras”. En el primer grupo, se encontraban la monarquía, la aristocracia y la democracia. En el segundo, estaban la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
El título de mi libro, Cleptocracia, hace referencia a otra forma de gobierno que, como puede verse, no está incluida entre las que definía Aristóteles. Sin embargo, me parce que encaja bien como una combinación de las últimas tres.
La cleptocracia tiene algo de tiranía, algo de oligarquía y mucho de demagogia.
Concretamente, “cleptocracia” quiere decir gobierno de los ladrones. Ahora bien, más allá de los escándalos de corrupción que rodearon y siguen hoy acechando al kirchnerismo, siempre sostuve que tanto el título como el subtítulo de mi obra no hacen referencia específica a la corrupción. El subtítulo, “Así nos robaron nuestro dinero y nuestra libertad”, hace referencia a algo mucho más amplio que el sobreprecio en una obra pública o un grupo de estafadores contando dólares en una cueva de Puerto Madero.
Es que los gobiernos son mucho más sofisticados a la hora de saquear al ciudadano.
El kirchnerismo nos robó nuestro dinero no tanto por haber sido un gobierno rodeado de sospechas de corrupción, sino por haber tomado sistemáticamente decisiones que alejaron la inversión de nuestro país. En un análisis desarrollado en uno de los apartados del libro, se explica que el dinero que podría haber llegado en la forma de inversiones al país, de no haber existido la política populista comenzada en 2003, ascendería a USD 290.000 millones. Este monto es más de la mitad de nuestro Producto Bruto Interno, o casi 10 veces las reservas internacionales del Banco Central.
Cuando un gobierno toma decisiones que alejan inversiones, se frena la producción y la posibilidad de ser un país más rico se desvanece. En este sentido, la cleptocracia nos roba nuestro dinero, ya que de no ser por ella podríamos tener mucho más del que hoy poseemos.
El anterior gobierno también se robó nuestra libertad. Esto se dio de una manera mucho más concreta. Siempre cuento que antes de irme estudiar a España en el año 2011 podía comprar y vender euros sin ninguna dificultad, pero cuando volví me encontré con que el famoso “cepo cambiario” le impedía a toda la población disponer libre y legalmente del fruto de su trabajo.
Esto no fue todo, el gobierno de Cristina impuso todo tipo de controles a la actividad privada y también persiguió con multas e intimaciones de la AFIP a todo aquél que osara ponerse en su camino. Entre esto y la tiranía hay poca diferencia.
Por si esto fuera poco, el desgobierno anterior también dejó una serie de “bombas” a punto de explotar. Entre estas están el cepo cambiario, la situación fiscal, la elevada inflación, y una economía repleta de controles que, en muchos casos, sirvieron para disfrazar la verdadera situación de la economía. Una vez levantados, dejan al descubierto el verdadero desastre que fue su gestión.
El que tenga en sus manos el libro o haya visto su portada, descubrirá que allí no sólo están caricaturizados los miembros más destacados del “período K”, como Cristina Fernández, Néstor Kirchner, Aníbal Fernández o Amado Boudou, sino también Mauricio Macri, quien hoy es presidente de la nación.
Muchos dirán que a él no se le puedan achacar los errores cometidos por quienes no formaban parte de su espacio político. Yo coincido plenamente, pero su inclusión en la portada tiene que tomarse como una advertencia para el futuro.
Es que las tentaciones del poder para que la democracia se transforme en cleptocracia son demasiado elevadas. De hecho, si bien en algunas cosas Macri se ha diferenciado del kirchnerismo, también es real que en otras todavía no logra despegarse del todo.
Esperemos que luego de haber cumplido 100 días en el ejercicio del poder, se reflexione profundamente sobre este punto. Bajar la inflación, volver al mundo, abrirle la puerta a la inversión y desmontar la maraña de controles son todos pasos necesarios para hacerle honor al humilde pedido con el que me gustaría concluir esta charla y darle paso a las preguntas y comentarios: ¡Cleptocracia nunca más!
Muchas gracias.
Publicado en Inversor Global- Enviado por mail

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