miércoles, 22 de junio de 2016

Cómo ganarle a la inflación por 4,8 puntos porcentuales

El mayor demonio que acosa y persigue al argentino no es el desempleo. Tampoco es la devaluación. El monstruo que históricamente despedazó y sigue deteriorando los pesos es la inflación.
Como una imagen vale más que mil palabras, mire la evolución del poder de compra de la moneda argentina.

Si usted se dejó olvidado el billete de mayor denominación en el bolsillo hace 10 años, hoy su valor está seriamente comprometido. Ese mismo billete hoy compraría solamente $ 10,96 de bienes y servicios a precios de 2006.
El deterioro es pavoroso porque el peso no cumple con una de sus funciones básicas: ser reserva de valor.
Ante este panorama, ¿están las inversiones en pesos destinadas a perder siempre contra la inflación?
La respuesta es NO. A continuación le explicó por qué.
La oportunidad detrás de la nueva medición de la inflación
Dentro de las tareas más importantes a las que se ha abocado el gobierno desde diciembre pasado, hay dos que buscaron poner en jaque a la inflación.
La primera fue la política monetaria contractiva del Banco Central (BCRA). Con tasas de interés elevadas, el BCRA aspiró liquidez para sacarle combustible monetario al incremento de precios (este tema se trató en profundidad en los últimos meses).
El segundo aspecto clave que encaró el gobierno fue la recomposición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), tras 10 años de desfalco estadístico. Finalmente, la semana pasada comenzaron a verse los primeros resultados de la medición de los precios, que estaba discontinuada desde 2015.
En rigor, la nueva medición del Índice de Precios al Consumidor Gran Buenos Aires (IPC GBA) arrojó un dato de inflación de 4,2% en mayo.
Si bien es una cifra muy elevada, lo positivo es que parecería estar exenta de los vicios que caracterizaban a los datos del INDEC de años anteriores. Esto se puede entender observando que el 4,2% de mayo se acerca a otras mediciones como la de la Ciudad de Buenos Aires (5%) y la del Congreso (3,6%) (ésta última se discontinuaría).
Asimismo, el flamante dato del INDEC echó por tierra la creencia de que las altas tasas de interés de los últimos meses eran un bastión antinflacionario en materia de retornos. Más específicamente, mostraron que las Letras del Banco Central (Lebac) perdieron contra el aumento de precios de mayo.
Si tomamos el último momento dorado de los “lebaqueros”, cuando la letra a 35 días todavía pagaba 38% anual, el rendimiento efectivo de la Lebac emitida el 26 de abril pasado fue de 3,6% (sin comisiones).
Pero con el período cerrado lo que nos enteramos es que la tasa fue negativa en términos reales durante el mes pasado. Las Lebac rindieron por debajo del 4,2% que subieron los precios.
Ahora bien, esta “derrota” de las Lebac no implica la tragedia de toda la renta fija en pesos…
Es que la correcta medición de la inflación revitalizó los bonos que ajustan por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). Estos títulos subieron hasta un 16% en los últimos 30 días, alimentados por las expectativas de que el nuevo dato de inflación sería elevado y que las cifras de los próximos meses seguirían siendo altas.
¿Por qué gustan estos bonos en pesos?
El atractivo de estos títulos es que actualizan sus pagos según la evolución de los precios, de forma tal que los inversores que los mantienen en cartera reciben una renta que les permite mantener el valor de compra. Pero los beneficios no terminan acá…
La otra ventaja de estos instrumentos que ajustan por CER, y que los vuelve sumamente deseados en la city, es que ofrecen una rentabilidad superior a la inflación.
Como no sabemos cuál será la suba de precios, para analizar si los retornos superan o no a la inflación, tomemos la expectativa de inflación. Una de las encuestas más respetables sobre expectativas es la que publica la Universidad Torcuato Di Tella.
Según el último dato, los argentinos esperamos una inflación de 28% para los próximos 12 meses. Esta cifra es la base sobre la cual se montan los rendimientos de los bonos indexados.

Según el gráfico, podríamos afirmar que los títulos en pesos que siguen al CER, técnicamente, tienen una TIR positiva en términos reales gracias a que tienen un spread sobre la expectativa de inflación.
Si ésta se mantuviera en 28% anual (supuesto inverosímil pero útil para el ejercicio), los tres bonos CER más importantes del mercado pagarían spreadsde, al menos, 330 puntos base. Tal es el caso del título en pesos a 2024.
A su vez, el spread aumenta a medida que se prolonga el vencimiento. En esta dirección, los inversores pacientes que mantengan su posición a finish y reinviertan los cupones podrían sacarle 4,8 puntos porcentuales de diferencia por año a la evolución de los precios, siempre bajo los supuestos mencionados.
En suma, todavía hay valor en los activos en pesos. La nueva medición de la inflación volvió a poner sobre la mesa activos que estaban olvidados.
En particular, se destacan los títulos que ajustan por CER. Éstos no sólo permiten mantener el poder adquisitivo de la inversión, sino que también pagan un diferencial por encima de la inflación esperada.
Por una nueva inversión exitosa,
Nery Persichini -Editor de Revancha Argentina
Desde Inversor Global

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