domingo, 19 de junio de 2016

Cristina: “yo argentina”

Por Aníbal Hardy
Según cuenta uno de los mitos populares, el “yo, argentino” tuvo su origen en una de las habituales cacerías de extranjeros, sospechados de anarquistas, comunistas, socialistas. Al estallar la guerra del 1914 era presidente Roque Sáenz Peña, quien proclamó la neutralidad de nuestro país, al sucederlo dos años después, Hipólito Yrigoyen continuó esa política. Eran tiempos en que muchos miembros de la alta sociedad argentina, artistas y escritores acostumbraban pasar largas temporadas recorriendo Europa. La guerra los sorprendió allí sin que muchos pudieran cruzar nuevamente el Atlántico, y ante cualquier dificultad que se les presentaba con las autoridades de los bandos en pugna, exhibían el pasaporte, acompañado de la frase “Yo, argentino”. Pasada la guerra, quedó esta frase como una declaración de prescindencia. Cuando alguien no quiere verse en una situación capaz de comprometerlo asegura: “Yo, argentino”. Una frase que confiere la mejor de las visas para el desentendimiento. El tiempo terminó haciendo de esa afirmación, el símbolo de la despreocupación, del “nada tengo que ver” o del “a mí que me importa”…
"Alguien le dio la plata y no fui yo". Mediante una extensa carta la ex Presidenta Cristina Fernández se despegó de quien fuera su secretario de Obras Públicas. Dijo que no le dio la plata a José López, exfuncionario detenido en el convento en General Rodríguez al encontrándosele in fragante con bolsos voladores por un monto de nueve millones de dólares. Cristina: “Yo argentina”.
Pobreza heredada: El hambre tiene culpables, está planificado, y los motivos es que el hambre es un “disciplinador social” que forma parte del proyecto de quiénes continúan beneficiándose con la idea de permanecer en el poder. En Argentina, existen quienes dicen preocuparse por esta realidad, así hablan del hambre desde el gobierno, el gremialismo, las grandes corporaciones económicas, y otros organismos, pero es claro que esa preocupación sólo es cinismo. No hay hambre ni hambrientos, sin la presencia cuasi invisible de una casta saqueadora. Son muchos los que a lo largo de nuestra historia han comido y disfrutado de riquezas gracias al hambre de muchos otros. Es el caso argentino. Una de sus causas: La corrupción. Muchos hambreadores que fueron gobierno durante doce años, legitimados por la democracia representativa, hoy miran a los ciudadanos con caras de sorprendidos y dicen: Pobreza: “Yo argentino”.
Abogado - Desde Formosa - ENVIADO POR SU AUTOR

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