martes, 9 de enero de 2018

Gracias, Sr. Presidente

Hoy quiero confesar algo. Le debo a Donald Trump un sincero “gracias” desde el fondo de mi corazón.
No solo nos ahorró mucho dinero (ver más abajo)... sino que también nos ayudó a entender mejor cómo funciona realmente el gobierno.
Lo que "El Donald" entendió mejor que los políticos profesionales fue que la política democrática es básicamente una forma de entretenimiento.
Es una parte sórdida del espectáculo: todo es una combinación de trucos de magia y arte interpretativo.
La prensa todavía no lo entiende.
En un artículo aparecido en The Washington Post el martes pasado, los periodistas habían contabilizado 1.950 “afirmaciones falsas o engañosas” que el presidente hizo el año pasado.
Quedé sorprendido, pensé que habían sido muchas más. ¿Por qué no?
Nadie espera que un comediante diga la verdad. Nadie revisa las letras de Beyoncé buscando su relación con los hechos. ¿Y a quién le preocupa el rigor científico de la serie “Buffy, la Cazavampiros”?
Otro artículo nos dice que Trump es “burlado en las redes sociales por presumir” sobre su botón nuclear.
Por supuesto, eso no es lo que habría hecho el presidente Eisenhower. Pero estos no son votantes de Ike. Y esta no es su Antigua República.
Los votantes de hoy han perdido la fe en el sistema, con su solemne engaño y su falsa dignidad. Y están felices de escuchar a alguien hablando en un idioma que ellos entienden: el de los medios de comunicación de Howard Stern, de las Kardashians, y el campeón de la WWE, Roman Reigns.
Trump, una celebridad de toda la vida, entendió que el papel del presidente tiene poco que ver con los hechos geopolíticos, el dominio del presupuesto federal o el conocimiento de la historia.

Es más como un reality show de la TV o un combate de lucha de la WWE – con remates fulminantes... posturas... y peleas falsas.

En otras palabras, la presidencia sencillamente se cruzó en su camino.El negocio de una vida
Trump también entendió que la verdadera tarea del gobierno –darle órdenes a la gente y saquearlos- es llevada a cabo por el Estado Profundo, los amigos del poder, la élite y los insiders de Washington.
Él sabía que no podía vencerlos. Todo lo que pudo hacer fue el trato de su vida, lo que le permitió fingir ser el gran defensor del ciudadano común de los Estados Unidos.
... pero siempre sin modificar realmente el statu-quo.
Un año después, los estafadores continúan en casa. Las guerras falsas continúan en el extranjero. Y todo sigue siendo financiado por un sistema de dinero falso.
Otra cosa que el Sr. Trump entendió fue que los “fanáticos” - los votantes - estaban hartos.
Supuso que acudirían en masa a un candidato que parecía hablar claro... se comprometió a dejar de perder guerras... y prometió protección de los extranjeros con muros, torturas y barreras comerciales.
Los profesionales de la política, demasiado circunspectos y tímidos para inclinarse ante este tipo de agitación, ya no los entusiasmaban más.
Querían que alguien “lo dijera como es”... Querían un mentiroso descarado que no tuviera miedo a decir la verdad: que el sistema estaba manipulado contra ellos... y que los manipuladores ocupan el Capitolio, las burocracias del gobierno, Wall Street, los medios, y los grandes negocios, también.
Trump tenía razón en todos los aspectos
El presidente probablemente aún no entienda cómo se da esa maniulación. Pero tiene la habilidad de ser un showman... un instinto para la psicología de la mafia... y una habilidad bien desarrollada para encantar a las masas.El amigo de “la gente”
Posando como amigo del ciudadano de a pie, Trump resultó ser el presidente perfecto de los interesados de siempre, recortando los impuestos para favorecer los intereses de Wall Street... y aumentando el gasto para favorecer los intereses del Pentágono y a sus amigotes de la industria.
Además, ayudó a reprimir la verdadera reforma del impagable sistema de Seguridad Social y se alió con Pelosi y Schumer para mantener al techo de la deuda aumentando, dejando sin límite en los déficits fiscales.
¡Que show!
Y todos tienen un papel para jugar. Incluso los medios progresistas: guardianes de la falsa virtud de la democracia.
La prensa pretende perseguir al presidente por conspirar con los rusos para derrotar a Hillary.
Todos los días, golpea el tambor del “Russiagate”, sabiendo muy bien que no hay nada que valga la pena investigar.
El gobierno gasta USD 75 mil millones al año haciendo el seguimiento de sus “enemigos” y “disidentes”. Si hubiera algo sucio dentro del equipo de Trump, y los insiders realmente quisieran deshacerse del presidente, la suciedad ya estaría salpicándonos hace meses.
Pero nunca hubo una indignación fingida tan rentable. Los medios nunca lo tuvieron tan fácil. La gente sintoniza todos los días solo para escuchar qué tonto, extravagante, absurdo o patético acto el presidente hará a continuación. Los medios lo aman; ellos saben que siempre les ha dado buen rating.
El Estado Profundo lo ama; saben que su simulacro de combate protege su estafa.
Los ricos lo aman; él continúa metiendo dinero en su bolsillo.
Los pobres lo aman; les gusta la forma en que habla... y les falta el cinismo necesario para entender lo que realmente está pasando.
Los de adentro -al menos aquellos que entienden el juego- lo aman; él mantiene el dinero falso fluyendo en su camino.
Y los de afuera lo aman también; ¡ellos piensan que él está en su equipo!
Y sobre todo... nosotros lo amamos. Durante las vacaciones de Navidad recibimos una nota de nuestro CFO. Calculó que los recortes tributarios del Partido Republicano reducirían nuestro pago de impuestos en un 22%.
Así que estamos agradecidos con El Donald por el dinero, pero también por hacer de 2017 un año entretenido e instructivo.
Más que cualquier candidato antes que él, nos mostró lo que realmente es un gobierno comercial grasiento y vergonzoso.
Saludos,
Bill Bonner
Para CONTRAECONOMÍA

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